El tabaco sigue siendo la principal causa de muerte evitable en los Estados Unidos, matando a 540.000 estadounidenses cada año. Estas muertes no son accidentales, sino que son el resultado de un mercado comercial de productos mortales y adictivos creado y sostenido por la industria tabacalera. Durante décadas, la industria ha tratado de desviar la culpa por la epidemia de tabaquismo, proteger sus mercados y engañar al público minimizando los daños de sus productos. Este no es un comportamiento del pasado distante, pero como nuestra investigación y la investigación de otros han demostrado, es un patrón continuo hasta el día de hoy.
A pesar de esta mala conducta, la industria tabacalera ahora quiere hacernos creer que puede ser al mismo tiempo la causa y la solución a los millones de muertes que ha creado. Philip Morris International, una empresa que vende anualmente más de setecientos mil millones de cigarrillos, ahora dice que su verdadero objetivo es un «mundo libre de humo» y, lamentablemente, instituciones tan respetadas como el New York Times y Harvard Business Review están proporcionando con credulidad una plataforma para ello. prevaricación.
En 2017, cuando PMI anunció la creación de su «Fundación para un mundo libre de humo», la comunidad de salud pública, incluida la Organización Mundial de la Salud, la Sociedad Estadounidense del Cáncer y escuelas influyentes de salud pública unidos al reconocer que la organización era simplemente otro frente para una compañía tabacalera, siguiendo el libro de jugadas de la industria tabacalera de hace décadas de crear grupos de fachada para sembrar confusión, socavar la ciencia legítima y dividir al público sobre el apoyo al control del tabaco. El Convenio Marco para el Control del Tabaco es claro sobre el evidente conflicto de intereses entre las empresas tabacaleras y la salud pública, afirmando: «Existe un conflicto fundamental e irreconciliable entre los intereses de la industria tabacalera y los intereses de las políticas de salud pública». El hecho de que las empresas tabacaleras busquen ahora crecer y proteger sus mercados mediante la introducción de nuevos productos de tabaco, como los cigarrillos electrónicos y los dispositivos que no se queman, no hace nada para contrarrestar este conflicto fundamental.
Recently, the World Federation of Public Health Associations and the International Network for Epidemiology in Policy called on all public health organizations to reject all collaborations with the tobacco industry and groups like The Foundation for a Smoke Free World who are exclusively funded by them. We agree. There is simply no place for an industry that has caused and continues to cause millions of deaths around the world annually to be taken as a serious collaborator towards solving the very epidemic for which it is the cause. Therefore, we call on entities that are truly committed to ending the tobacco epidemic to:
- Reject funding from the tobacco industry and front groups like the Foundation for a Smoke Free World
- Refuse to allow their publications or convenings to be a platform for industry spin and industry sponsored science
- Reject industry advertising whether it be product or “issue” oriented
- Otherwise refuse to provide support for the industry’s charm offensive while it continues to sell its deadly and addictive products
As the tremendous gains in tobacco control have shown, ending the death and disease caused by tobacco is an achievable goal. However, that goal will not be reached if the efforts of the public health community become tainted by allowing the very companies (and their affiliates) who make billions of dollars every year selling the very product that causes the epidemic into the venues, communication channels, conversations and scientific publications that serve as platforms for legitimate information, data and research. Public health must continue to work free of the influence of the industry and its proxies to reach a societal goal of elimination of the tobacco epidemic, and we call on all entities working towards this end to resist the industry’s corrupting influence.
